sábado, 17 de septiembre de 2016
Cierta sensación de amargor: la invisibilidad de mi libro "España vieja patria"
Pasados nueve meses de la publicación de mi libro "España vieja patria", no puedo evitar cierta amargura, en cuanto a su difusión y conocimiento por parte del público lector de historia y del lector interesado por la vigencia de España como patria y como proyecto.
La clave está en el grave momento que vive España, en cuanto a su concepción como patria antiquísima, en cuanto a su desconocida historia y en cuanto a las nefastas fuerzas políticas que corroen su bimilenaria unidad. Y en el ninguneo de un libro que podría paliar en parte, al menos en una mínima parte, ese dislate.
Los documentos originales que rescato en mi "España vieja patria" son de una elocuencia y de una prolijidad tales, que yo pensaba que el libro iba a ser recibido con ilusión y afán de saber por parte del mundo de la historiografía, del mundo de los medios de comunicación, del mundo de los indignados, en la encrucijada en que se encuentra España, agredida y atacada cada vez más peligrosamente, e indolentemente, por el golpismo secesionista. Yo pensaba que iban a darle mejor acogida y facilitarle cierta difusión y propaganda. ¡No por mí ni por mi libro, sino por la urgente necesidad de que lo que en él se contiene sea conocido por tantos españoles, de buenos y patrióticos propósitos, pero tan desasistidos de ese conocimiento histórico! Lo dijo muy claro el catedrático de Historia Medieval, ex-rector y ex-decano Rafael Sánchez Saus, cuando manifestó que si este libro, en vez de escribirlo Francisco Ortiz, tan desconocido (y aclarando "¡Y digo exactamente este mismo libro, tal y como está escrito, sin cambiarle una coma!"), lo hubiera publicado cualquier autor de renombre, entonces cubriría los anaqueles de todas las librerías y habría tenido un enorme éxito.
Su difusión por las librerías no ha sido general: en la inmensa mayoría de ellas está ausente (sólo se ofrece por catálogo). Y no sé por qué ha hecho poca gracia. Y en las librerías en las que está, salvo honrosas excepciones (como la librería Quesada de El Escorial, la de Guareña o la librería Hermanos Sánchez, del barrio malagueño de la Cruz de Humilladero), le han sido negados los escaparates (ni siquiera lo han querido exponer ni una semana ni un solo día) y se encuentra en vitrinas casi siempre escondidas. ¿Miedo, escrúpulos, suposición de que se trata de algo políticamente incorrecto, a pesar de ser, como es, un libro de historia pura?
Lo que es evidente es que si el libro no se ve, ¡¿cómo va a venderse?!
Y que si el potencial lector no sabe que existe, ¡¿cómo va a comprarlo?!
A pesar de haber sido remitido a la mayoría de los medios de comunicación (un ejemplar, fotos, glosa...), salvo el artículo de Sánchez Saus en algunos diarios andaluces, anunciando previamente su salida y salvo la acertadísima alusión de Pedro Luis Gómez en "Sur" (que tanto agradezco), sólo el más cruel de los silencios ha caído sobre él. Ni siquiera los diarios, revistas y radios que supuestamente habríamos podido creer defensores de la unidad de España han tenido ni la más mínima educación de acusar recibo. Silencio absoluto.
Económicamente hablando, sólo me queda el consuelo de haber recuperado los varios miles de euros que hube de adelantar a la editorial, como aval, por gastos de impresión, edición y distribución. Por supuesto, mi trabajo de años, de consultas, viajes, estudio y redacción, por ahora es gratuito. Pero insisto: aparte de lo económico, lo triste es que una obra así, crucial como réplica contundente a las poderosas fuerzas descuartizadoras de la unidad de España, permanezca en el silencio.
Y que nadie se sienta obligado o en compromiso alguno. La llamada va dirigida sólo y exclusivamente a los medios de comunicación, a los distribuidores, a los libreros, al experimentado lector de historia y al lector comprometido con la idea de patria.
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